miércoles, 30 de mayo de 2012

¿Querés correr conmigo?




Algunas veces esto se me aparece como una carrera absurda contra el tiempo
Un tiempo que se marcha
                                       inexorable
                                                       inasible…
                                                                      (lento sin vos, vertiginoso con vos…)
Un tiempo que tenemos y no
                                            que vivimos y no
                                                                      que deseamos y no… 
                                                                                                        y que se va...
Pero, si lo pienso un poco, concluyo en que, si la vida toda es un absurdo,
tal como lo quiso Camus, entonces no hay razón para preocuparse por llegar
                                                                                                                      a una meta
no hay razón para este sentimiento que camina, trota y corre hacia la meta
No hay razón lógica para racionalizar un sentimiento y analizarlo
                                                                                      y cosificarlo y confundirlo…
Por eso, creo, lo mejor es que corramos juntos, y hagamos NUESTRO tiempo
No habría tiempo, no habría un tiempo… habría NUESTRO tiempo…
¿Querés correr conmigo? 

lunes, 28 de mayo de 2012


(...) fue como estar con alguien que se conoce desde siempre. Incluso la piel, los olores, la presión de un cuerpo sobre otro eran como si ya los hubieran vivido esos años.” S. Olguín.

“Tanto pediste retener / ese momento de placer / antes de que sea tarde / vuelve la misma sensación…”. G. Cerati.

                       fAce, twitter, WhatsApp y todos esos entes virtuales
          son cuLpables de que, de un tiempo a esta parte,
                       tEngas que sufrir las locuras de un stalker díscolo como pocos
pero que, eXtrañamente, por casualidad o causalidad (¿importa eso ahora?)
                       sIente que hay muchas cosas por descubrir en vos y con vos
                        Sin miedo a construir algo nuevo
                                                                               diferente
                                                                                                puro

                          como si te conociera desde siempre…  

(perdón por no estar hoy…)





sábado, 26 de mayo de 2012

Ósmosis

el día nació gris
                       otra vez
hay ósmosis entre él y yo

no hay
          tu aliento
                   tu sudor

no hay tequieros

sólo hay textraños 
cientos de ellos que
atraviesan
             muy adentro
                             des   ga   rran   do 

don't keep your distance 




miércoles, 23 de mayo de 2012

A M. S.

no decir las cosas por sus nombres
nombrarlas como las deseamos
                           como las imaginamos
jugar en el ciberespacio
redes virtuales, sociales y sensuales
crear mundos posibles e imposibles
sentirte cercano y lejano
                    frío y caliente
                         dulce y salado
                               propio y ajeno

me gusta beber de tus palabras y silencios

don't go away



martes, 22 de mayo de 2012

Rep: "Muletillas"


"¡Eh, dejen de ser putos!"

Definitivamente, en nuestra sociedad “occidental y cristiana”, cuerpo, género, sexo y placer siguen siendo conceptos poco comprendidos por la mayoría. Y por eso mismo es que sigue generando tanto escándalo intentar alterar la norma heterocéntrica, aunque sea en gestos más bien mínimos, cotidianos (pero, si se lo piensa un poco, es en la cotidianeidad donde debe concretarse el cambio social-cultural, ¿no?).

    Estas lucubraciones iniciales vienen a cuento por una experiencia que viví durante el último sábado. Como sabemos, el espacio público es el espacio del ser ciudadano por excelencia. Aquel día, con la persona que me acompaña en estos tiempos, quisimos darle existencia real a este lugar común sobre la ciudadanía y su ejercicio (aclaro, no de manera consciente sino porque se dio de ese modo). Por eso es que, en ese espacio público (más precisamente, en pleno centro de la ciudad capital del Chaco) nos besamos y nos abrazamos como cualquiera; fue un momento intenso, y no sólo por la pasión. Como fondo de la escena pasional, no se escuchó a Manzanero ni a Guadalupe Pineda (como podría pasar en la escena literaria más cursi y prototípica). Se escuchó, por el contrario, una serie de gritos, alaridos y bramidos como protesta ante nuestro amor. La lista de enunciados es bastante extensa, considerando que no fue poco el tiempo que pasamos ahí con mi compañero. “¡Eh, putos!”, “¡Eh, dejen de hacer eso!”, “¡¿Bueeee, vos viste lo que yo vi?!”, entre otras forman parte de esa lista. Pero hubo una expresión que me impactó especialmente: “¡Eh, dejen de ser putos!”, emitida con todo el ímpetu de un vozarrón masculino, latinoamericano y rebosante de doxa.

    A mi compañero y a mí, esas cosas nos dieron gracia. Y la verdad es que nos inyectaban, como una droga, más ganas de seguir desafiando los límites del discurso falocéntrico. Nada menos propio de nosotros que seguir los lineamientos de una masa injuriosa. Pero el “¡Eh, dejen de ser putos!” da para pensar. El ser puto caprichosamente ubicado en el mismo nivel de otros sintagmas como “ser delincuente”, “ser corrupto”, “ser asesino”, “ser adicto”. Claro, pero estos últimos sintagmas no refieren a esencias: refieren a accidentes; refieren a la biografía, no a la biología. Ser puto es una esencia (y al que dice lo contrario, ¡que lo demuestre!). ¿Cómo se puede dejar de ser? ¡Tanto que se habla en estos días del “derecho a ser”!

    Quererse, amarse ya no es ilegal en nuestro país. Pero queda un largo espacio por modificar: el espacio de las prácticas sociales, el espacio de las mentalidades. Y para eso hay que atreverse. Hay que jugarse. Cuesta ya que, sin duda, los riesgos son muchos más que los beneficios. Mas no se puede permanecer en silencio frente a la crueldad y el sufrimiento de otras personas. Personas con carne y pasión, pero también con razón, afectos y proyectos.  El non-sense se supera poniendo el cuerpo (propiedad personal y no enajenable): un beso, un abrazo, una caricia, una mirada son políticos. Hagamos política, entonces, en la cotidianeidad.  

    Pese a vivir en una tierra donde un beso puede ser subversivo, donde un abrazo puede ser transgresor y, en definitiva, donde el amor puede ser objeto de castigo social, mi orgullo por ser argentino sigue intacto. Sé que todo cambia. ¿Era Heráclito el que decía que “En los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos”, no? Bueno, no hay situaciones históricas que se perpetúen porque son sólo eso, “situaciones”, eventuales, como los ríos heraclianos, como la arena de un campo de médanos. Pero necesitamos más olas y más viento.

    You may say I'm a dreamer but I'm not the only one… 




Insomnio

me gusta beber de tu mirada

y aliviar esta locura que me desgarra

en la soledad de mis madrugadas


lunes, 21 de mayo de 2012

Rafaela


               Mientras te observo más que siempre, más que nunca,
                 (hAy algo diferente hoy: quizás las ansias, el deseo, inagotables como tu encanto)
                  eXploro –intento explorar– el mundo que se abre en tu mirada, me sumerjo ahí
                   sIn pedir permiso, buceo, escalo, camino, aguzo los sentidos, hay llanos y cordilleras
                   Me dejo llevar, huelo, toco, escucho, no pestañeo, no quiero perderme
         la músIca de fondo insiste en ser parte de la escena y vos parecés moverte al compás
              la cLaridad del velador sobre la mesa te ilumina el rostro y se refleja en tus pupilas
               tu Imagen es más perturbadora que siempre, un halo especial, un atractivo que se amplifica
     vos lo sAbés, te encanta, a tu espíritu de niño atípico le gusta jugar con eso, lo divierte demasiado
             cuáNto afecto, cuántos besos, cuántos abrazos pide este niño grande que
   un sábadO a la noche, en un resto bar, juega a amar y ser amado


viernes, 18 de mayo de 2012

La hormiga, por Marco Denevi


U
n día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero al menos las releva de la necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales naturales. Así se salvan del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas. Como el número de las hormigas es una cifra que tiende constantemente a crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es preciso ampliar los hormigueros. Las galerías se expanden, se entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las generaciones. Como nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el error de lógica de indentificarlo con el Gran Universo. Pero cierta vez una hormiga se extravía por unos corredores en ruinas, distingue una luz lejana, unos destellos, se aproxima y descubre una boca de salida cuya clausura se ha desmoronado. Con el corazón palpitante, la hormiga sale a la superficie de la tierra. Ve una mañana. Ve un jardín. Ve tallos, hojas, yemas, brotes, pétalos, estambres, rocío. Ve una rosa amarilla. Todos sus instintos despiertan bruscamente. Se abalanza sobre las plantas y empieza a talar, a cortar y a comer. Se da un atracón. Después, relamiéndose, decide volver al Gran Hormiguero con la noticia. Busca a sus hermanas, trata de explicarles lo que ha visto, grita: “Arriba... luz... jardín... hojas... verde... flores...”. Las demás hormigas no comprenden una sola palabra de aquel lenguaje delirante, creen que la hormiga ha enloquecido y la matan.

(Escrito por Pavel Vodnik un día antes de suicidarse. El texto de la fábula apareció en el número 12 de la revista Szpilki y le valió a su director, Jerzy Kott, una multa de cien znacks.)


Inquietud

          






        Abrazame, inquietame con tu sonrisa
estar Lejos es ajeno a vos, a mí
        El gozo salobre de tu cuello
      eXcita los sentidos, me eleva

jueves, 17 de mayo de 2012

Vos


              Felizmente

          puRa

           imAginación

           peNsamiento

          stalKeándome la razón

  y los sentIdos

         sin cEsar


lunes, 14 de mayo de 2012

Puntos suspensivos


si yo te digo que esos puntos suspensivos son demasiado tentadores

                                             creeme... 

si los sms ya no corren más 

como cuando yo era pendejo y vos...

bueno, vos...

                             VOS ERAS OTRA COSA

si los sms ya no corren más, como entonces,

entonces está WhatsApp

tentación, respuesta instantánea, sacro wi-fi

madrugadas
                      palabras van
                                             palabras vienen

siempre se mueven 

pero, creeme, esos puntos suspensivos son demasiado tentadores... 





viernes, 11 de mayo de 2012

Fade away

las letras del boleto que guardé 
desvanecieron casi totalmente
en esta última semana...

es que acaso así se diluye
                                         se desvanece
tu imagen en mis pupilas?
tu olor en mi piel?
en absoluto...
cuánto tiempo ya?
nueve, diez días?

(puse el boleto en la puerta
de mi heladera,
con un imán...)



miércoles, 9 de mayo de 2012

Sometimes are not enough

y el deseo tenía tu nombre...
nunca lo había pensado así...
podría desgarrar el tiempo
                                 cada hora
                                            minuto
                                               segundo
sufrirlo
         sufrirlo por saberlo fugaz
                                              efímero
                                                   perecedero
saberte ficción, saberte literario
porque el deseo tenía tu nombre
y vivir, a veces, 
                          es decir, sufrir a veces,
                                                                es lo mismo que decir VOS


                                                   

sábado, 5 de mayo de 2012

Las imágenes de María Elena


Si tengo que pensar en una escena de lectura o de escritura a lo largo de mi biografía, en verdad es algo que se me dificulta demasiado porque no guardo en mi memoria –al menos de manera muy especial– UNA escena, individual, autónoma. Sí, en cambio, recuerdo una sucesión de escenas, que involucran a una docente de nivel secundario.
María Elena, mi profesora de lengua y literatura en cuarto año del secundario, dejó una huella profunda en mi biografía como lector, fundamentalmente. Me acuerdo que cuando llegó, a nuestra primera clase, tuve la impresión –muy grata, por cierto– de que su trato con nosotros era sensiblemente diferente al que habían tenido otros docentes hasta entonces. En primer lugar, nos trató como lo que éramos: jóvenes pensantes, no idiotas apáticos, así que nos hablaba con un lenguaje adecuado para nuestra edad y nuestro estadio cognitivo; no nos trataba como niños y eso se manifestaba en las palabras que seleccionaba –siempre muy técnicas y poco usuales para nosotros, sin apelar a los diminutivos ni a los vocativos artificiosos–. Eso se manifestaba también en los contenidos que empezó a desarrollar en esa clase: nos habló de Saussure, de Barthes, de Eco…, autores que, pese a que nos encontrábamos en el período terminal de nuestros estudios de nivel medio, no habíamos trabajado en ningún momento. Sus clases fueron todo un desafío para nuestro pensamiento y nuestra capacidad de comprensión (al menos esa fue mi impresión, desde el principio).
En segundo lugar, había algo en su tono de voz, en la cadencia de sus palabras que ganaba mi atención. Creo que se manifestaba allí también el placer por lo que estaba haciendo. Había, también, algo en su modo de situarse en el aula, algo que si bien escapa a la descripción exacta, se intuye, se advierte cuando uno conoce a alguien a quien le gusta lo que hace. En cierto sentido, ella “ponía el cuerpo” en la clase: casi nunca se sentaba y todo el tiempo guiaba sus explicaciones utilizando el pizarrón. En secundaria, hasta ese momento, mi experiencia –nuestra experiencia como la quinta división de cuarto año– había sido la de profesores sentados permanentemente, que sólo iban a conversar sobre cuestiones no atinentes a su materia, que no daban clase, que no usaban el pizarrón, que nos hacían perder tiempo, que nos trataban como niños desmañados.
María Elena nos proponía, muy por el contrario, verdaderos desafíos para procesar información y obras literarias. De hecho, algunos de los textos literarios que me marcaron en ese entonces, porque me atravesaron internamente, porque tocaron hilos muy especiales de mi interioridad y me hicieron repensarme y repensar el mundo que me rodeaba, fueron propuestos por ella: Siddhartha y El lobo estepario de Hesse, El extranjero de Camus, Bartleby, el escribiente de Melville, están en la lista. No fueron esas obras insípidas, lacrimógenas e ingenuas que otros profesores nos habían hecho leer, preconceptuando nuestras capacidades e intereses. Además, ella solía recomendar lecturas para profundizar en algunos temas cuando veía que al alumno le interesaba alguna cuestión particular. Siempre tenía un título a mano.
Por esos motivos, la imagen de María Elena y sus clases siempre vuelven a mí para recordarme qué tipo de profesor no quiero ser con los estudiantes que confían en que la escuela puede darles algo diferente de lo que ya conocen y viven siempre.