Hay una h i l e r a infinita de mangos caídos
al borde del camino asfaltado.
El olor es nauseabundo,
está por todos lados;
se cuela por
las narices,
los ojos y
las bocas
de las gentes,
atraviesa las ropas,
los cuerpos, e imprime un color
especial al carácter de estas personas.
Yo creo que este hedor horrible enloquece...
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