jueves, 3 de enero de 2013


Hay una h i l e r a infinita de mangos caídos
al borde del camino asfaltado.
El olor es nauseabundo,
está por todos lados;
se cuela por 
las narices, 
los ojos y 
las bocas
de las gentes,
atraviesa las ropas, 
los cuerpos, e imprime un color
especial al carácter de estas personas.
Yo creo que este hedor horrible enloquece...

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