Pequeños
dinosaurios aletean
estrepitosos
por el patio de la
casa de
los abuelos. El calor
agobia los
mangos y los techos
de chapa
de las formas imprecisas
que
delinean la vivienda familiar.
Pero eso
no detiene el movimiento
desesperado
de esos pequeños
animales
con genealogía jurásica.
Todo en
estos lugares se remonta
a tiempos
inmemoriales, pero
no todo
aletea enérgico, como estas
aves, como
la vida que se obstina
y sigue...
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