No me encontraba
en los textos ni
en las palabras de
los otros (que eran
las mías) ni
en las películas ni
en las fotografías ni
en las publicidades de
las calles y la televisión.
Ahora, buscarse y encontrarse
cuesta menos: me deslizo, tenue,
en los discursos, en las cosas que la
gente dice y hace cotidianamente.
Si no me encuentro, me escribo,
me digo, me hago con las palabras
que son cada vez menos ajenas, más mías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario