“Eres la palabra que marca la mayoría de mis textos, la que me gusta usar frecuentemente, cuando llego al éxtasis, y cuando no encuentro que decir, caes de nuevo tú, mi palabra, mil preguntas, mi excusa." (De algún lugar en la web…)
Antes de que
el paso
inexorable del tiempo
deshaga el
recuerdo tierno de
estas
horas que pasé con vos,
juego con
la ilusión de
retenerte
en estas palabras…
No es nuevo
esto…
siempre repito
el mismo juego desde que
despedirse
es una herida cada vez:
retenerte
en el sonido y la letra de alguna canción
que escucho
y tarareo (con mayor o menor éxito),
en alguna
línea que leo o escribo,
en alguna
imagen que viene
–precipitada–
a mi mente
cuando
cierro los ojos
sin pensar
en nada más,
en algún
aroma que percibo y
me trae
algo de tu piel
o de tu
respiración y
me deja como
en stand by…
Confieso
que esto funciona
algunas
veces (NO siempre…).
Funciona mientras
sepa que
habrá una
próxima vez,
una
próxima vez que no
sea pura
ilusión e imagen espectral,
espectro
que se escapa como el viento
entre las
hebras débiles de un atrapasueños,
que se
desvanece como esas letras
dibujadas vagamente
sobre un
vidrio empañado
por el
vapor de la partida.
Es lo que
voy a intentar en estos días
hasta que
llegue el momento de
verte y
sentirte cerca otra vez:
las
sábanas, el agua que derrama
amenazante
sobre los cuerpos,
los rulos
desgarbados,
las
canciones que escuchamos juntos
mientras
nos besábamos
frenéticamente,
sin vergüenza,
los tequieros, los teodios, los no-no,
cada
centímetro de este espacio
pequeño
que ocupaste durante
algo más
de treinta horas…
Voy a
tratar de retener todo eso,
eso que
vos también querías:
“¿No se
puede conservar este
momento para
siempre?”.
Quiero
intentarlo para
no disolverme
hasta la próxima.
Confiá en
mí. Yo confío en vos.
Siempre se
vuelve al lugar del Amor.
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