jueves, 14 de junio de 2012


“…no cabe esperar que aquello que permanece sea lo mismo, pues el solo hecho de su repetición ya lo hace diferente; es decir: en la repetición, lo mismo vuelve como diferente.” C. B.

El contador es exacto
(o al menos eso parece:
en un mundo inexacto,
¿puede haber contadores exactos?,
¿acaso eso importa realmente?).
En este instante
van cincuenta y tres días,
trece horas, cinco minutos
y cincuenta segundos
desde esa tarde-noche
de aquel viernes húmedo  
y resistenciano en que
el tiempo decidió
no esperar más
(un viernes más
pero diferente…).
Estabas ahí sentado
(lo recuerdo bien…),
escuchando música,
abstraído del mundo,
fuera de este mundo...
(de algún modo, siempre supe
que vos no eras de este mundo,
estabas/estás más allá…).
Por eso no supiste que
antes de desconectarte
y bajarte a esta realidad
por un momento
yo había estado observándote;
un haz de luz solar
hacía de la escena algo irreal,
la fragmentaba en cientos
de porciones diferentes,
caleidoscópicas,
y eso te hacía más inasible…
Después de un saludo indeciso
nos cruzamos a ese bar,
el tiempo corría sin cesar
mientras las botellas se vaciaban.
Tu mirada, tu sonrisa, tus “no no”
me obsesionan desde entonces…
Me obsesiona cada encuentro,
cada nueva ocasión…
Noche-garage, Camba Cuá,
2 de Febrero, Battle Ship,
Mitre y el hombre elefante...
Hay algo iterativo en todo esto
pero cada vez es diferente…
CADA VEZ ES DELICIOSAMENTE DIFERENTE…


No hay comentarios:

Publicar un comentario