acompañé a uno de mis hermanos
a vender su alianza de matrimonio
Se había separado de quien había sido
su esposa durante más de quince años
Esta venta fue una de las primeras cosas
que hizo ya estando soltero
Después de recorrer varios lugares, buscando la mejor oferta, la vendió en el mismo negocio
donde él mismo la había comprado poco antes de casarse, del otro lado de la frontera, en Bolivia, porque ahí, en aquel momento, era más barata
Ahora le ofrecían cuarenta y cinco mil pesos
Estuve en silencio durante todo ese recorrido, atento al modo en que
pesaban,
raspaban,
tasaban
la alianza.
Pensé, finalmente, que así termina un amor
que empieza buscando el mejor precio...